lunes, 18 de junio de 2012

VIKTOR FRANKL: EL HOMBRE EN 
BUSCA DEL SENTIDO.

En este libro, Frankl relata lo duro que resulta vivir en un campo de concentración durante el holocausto, dejando atrás tu vida, familia y amigos.  



Pero esta dura experiencia no la vivió solo, si no que durante su calvario conoció a gente muy diferente a él pero lo que más les unía era precisamente el ansioso deseo de regresar a su hogar y continuar con sus vidas ( todo esto bajo el punto de vista del psicoanálisis). 
Además de tratar temas como ¿qué hacían durante su estancia en el lager ( campo de concentración en alemán)? ¿qué comían? o ¿cómo morían? ( el día a día en el campo), era como fue capaz de superar su cansancio y su añoranza para ayudar a otros que vivían la misma situación que él y esto le permitió aguantar con gran valentía los 3 duros años que aguantó en uno de los campos más conocidos de la época ( el de Auschwitz).


Entrada con letrero en alemán:
"el trabajo te hará libre"





crematorios

Además de este campo, también había otros mucho peores. Pero eso no le importaba en parte a Frankl porque sus sentimientos y emociones se las habían arrancado de repente a base de golpes y odio.
Pero no todo era malo ni todos. Los guardias que les vigilaban y golpeaban también recomendaban a los que tenían buen comportamiento para tener sitios privilegiados en la fila de las marchas o los trabajos menos duros. De esto se vio beneficiado el protagonista y le daba fuerzas para continuar.
Al final del libro hace una reflexión de cómo los prisioneros se comportaban al salir de su calvario.
Muchos de ellos se sentían incomprendidos por el resto de personas o se sentían muy vacíos al retomar sus vidas pasadas.
Otros, al sufrir en sus propias carnes la violencia, presentaban de forma violenta e incluso con algunos antiguos reclusos y, en algunos casos, se convertían en aquellos que repartían golpes a otros que no tenían la culpa de su sufrimiento, transformándose en uno de esos monstruos violentos.
 En este libro memorable no nos ofrece su experiencia personal de la vida en el campo de concentración, sino un análisis de la vida humana en sus condiciones más inhumanas, a la luz de la psicología; en suma, una psicopatología de la vida en cautiverio. Pero no se trata sólo, ni acaso principalmente, de eso, sino de encontrar el sentido de la vida incluso allí donde parece imposible encontrarlo, en el más atroz sufrimiento. Lo que debe importarnos no es lo que podamos esperar de la vida, sino lo que ella espera de nosotros. Algo muy esencial de la condición humana palpita en este libro, al que el éxito ha hecho justicia. El hombre decide siempre lo que es. «Es el ser que inventó las cámaras de gas, pero también es el ser que entró en ellas con paso firme y musitando una oración».




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