¿DEBIÓ SÓCRATES ESCAPAR DE LA CÁRCEL?
(470 – 399 a. C.) fue un filósofo griego considerado como uno de los más grandes, tanto
de la filosofía occidental como de la universal. Fue el maestro de Platón, quien tuvo a Aristóteles como discípulo; estos tres son los
representantes fundamentales de la filosofía griega.
Nació en la Antigua Atenas, donde vivió durante los dos
últimos tercios del siglo V a. C., la época más espléndida en la
historia de su ciudad natal, y de toda la antigua Grecia.
Su muerte tuvo lugar con el envenenamiento por
cicuta. Método empleado por los griegos para ejecutar las penas de
muerte.
Sócrates fue acusado de no conocer los dioses
atenienses y corromper la juventud. Esto era solo una tapadera, la cual, verdaderamente, estaba fundamentada en dos de sus
discípulos que fueron tiranos y atentaron contra Atenas.
Según cuenta el discípulo Platón, su maestro pudo
haber escapado de la cárcel y con esta, su muerte. Él acatando su castigo lo
llevó adelante.
Este es un hecho de real moral, principios justos y
valentía. Sócrates podía haber quedado libre, escapando a otro lugar porque lo
que realmente había hecho era manifestarse contra el orden. Un orden que no
tenía piedad.
Como ocurre actualmente y tristemente como siempre, la
moral está perdida entre tantos que casi es inexistente. Buenas personas son
perseguidas porque corruptos, mentirosos y gañanes, en definitiva,
delincuentes en la sombra, tienen más peso en la sociedad.
Pero... volviendo al tema en cuestión, Sócrates quiso
darle importancia, muriendo como un 'mártir' siempre con sus principios e
ideales al frente.
Quizá podía haberse salvado, quizá podía haber
escapado; pero con esto nos demostró que las verdaderas personas deben tener
ideas justas y claras, con humildad. Y, con la muerte, se recordaría
siempre.
Quizá también pudo escapar y
luchar en la sombra pero prefirió darle credibilidad a lo que pensaba y
huyendo, no iba a conseguir darla.
En definitiva, Sócrates fue justo e inteligente hasta el fin de su vida y optó por la opción más conveniente, según mi punto de vista.
En definitiva, Sócrates fue justo e inteligente hasta el fin de su vida y optó por la opción más conveniente, según mi punto de vista.
Él paseó, y
cuando dijo que le pesaban las piernas, se tendió boca arriba, pues así se lo
había aconsejado el individuo. Y al mismo tiempo el que le había dado el veneno
lo examinaba cogiéndole de rato en rato los pies y las piernas, y luego,
apretándole con fuerza el pie, le preguntó si lo sentía, y él dijo que no. Y
después de esto hizo lo mismo con sus pantorrillas, y ascendiendo de este modo
nos dijo que se iba quedando frío y rígido. Mientras lo tanteaba nos dijo que,
cuando eso le llegara al corazón, entonces se extinguiría.
Ya estaba casi
fría la zona del vientre, cuando descubriéndose, pues se había tapado, nos
dijo, y fue lo último que habló:
—Critón, le
debemos un gallo a Asclepio. Así que págaselo y no lo descuides.
—Así se hará,
dijo Critón. Mira si quieres algo más.
Pero a esta
pregunta ya no respondió, sino que al poco rato tuvo un estremecimiento, y el
hombre lo descubrió, y él tenía rígida la mirada. Al verlo, Critón le cerró la
boca y los ojos.
Este fue el fin,
Equécrates, que tuvo nuestro amigo, el mejor hombre, podemos decir nosotros, de
los que entonces conocimos, y, en modo muy destacado, el más inteligente y el
más justo.
La conversación de Sócrates con
sus jóvenes discípulos:
"- Estoy listo para emprender la fuga: pero primero quisiera que decidiéramos juntos si es justo que intente salir de la cárcel contra la voluntad de los atenienses (sus leyes). Pues si es justo,
"- Estoy listo para emprender la fuga: pero primero quisiera que decidiéramos juntos si es justo que intente salir de la cárcel contra la voluntad de los atenienses (sus leyes). Pues si es justo,
lo haremos,
y si es injusto, nos abstenemos de hacerlo.
- Dices bien, Sócrates.
- ¿No crees , Critón, que en la vida no debemos cometer injusticia por ninguna razón?
- Por ninguna.
- ¿Ni siquiera s antes se ha cometido injusticia?
-Ni siquiera en ese caso.
- Y supongamos que justamente en el momento en que estuviera por escapar, nos salieran al encuentro las Leyes y nos preguntaran: "Dinos, Sócrates, ¿qué intentas hacer? ¿No meditas acaso destruirnos, a nosotras, que somos las Leyes, y con nosotras a toda la ciudad?" En tal caso, ¿qué podríamos responder a estas y otras palabras semejantes? ¿Responderíamos tal vez que antes de la fuga nos fue infligida una condena injusta?
-Claro, responderíamos eso.
-¿Y si las leyes me dijeran:"Ént
- Dices bien, Sócrates.
- ¿No crees , Critón, que en la vida no debemos cometer injusticia por ninguna razón?
- Por ninguna.
- ¿Ni siquiera s antes se ha cometido injusticia?
-Ni siquiera en ese caso.
- Y supongamos que justamente en el momento en que estuviera por escapar, nos salieran al encuentro las Leyes y nos preguntaran: "Dinos, Sócrates, ¿qué intentas hacer? ¿No meditas acaso destruirnos, a nosotras, que somos las Leyes, y con nosotras a toda la ciudad?" En tal caso, ¿qué podríamos responder a estas y otras palabras semejantes? ¿Responderíamos tal vez que antes de la fuga nos fue infligida una condena injusta?
-Claro, responderíamos eso.
-¿Y si las leyes me dijeran:"Ént
é
rate, Sócrates, de que es necesario obedecer a
todas las sentencias, sean éstas justas o injustas, ya que toda la existencia
del hombre está regulada por las Leyes. "¿No fuimos acaso nosotras quienes
te dimos la vida? ¿Y no ha sido gracias a nosotras que tu padre se casó con tu
madre y te engendró? ¿y no fuimos también nosotras quienes te enseñamos a
respetar a la patria y a no retroceder ante el enemigo?" Si éstas fueran
las preguntas, ¿ qué podríamos responder: que dicen la verdad o que son falsas?
- Que dicen la verdad.
- Y pese a eso, tú querrías que yo, después de haberme disfrazado de modo grotesco con un gabán, tal vez con vestidos de mujer, me escapara de Atenas, para ir a Tesalia, donde los hombres están habituados a vivir en medio del desorden y el desenfreno, y todo para prolongar unos añitos una vida que ya toca a su fin. ¿Y qué razonamientos podría yo hacer aún sobre la virtud y la justicia después de haber quebrantado las Leyes?
-Ninguno, a decir verdad.
-Cómo ves, mi buen amigo, no me es en absoluto posible huir; pero si estás convencido de poder persuadirme aún, habla y te escucharé con la mayor atención.
-!Oh, Sócrates, no tengo nada que decir!
- Entonces, resígnate, Critón, ya que éste es el sendero por el que nos conducen los dioses"
- Que dicen la verdad.
- Y pese a eso, tú querrías que yo, después de haberme disfrazado de modo grotesco con un gabán, tal vez con vestidos de mujer, me escapara de Atenas, para ir a Tesalia, donde los hombres están habituados a vivir en medio del desorden y el desenfreno, y todo para prolongar unos añitos una vida que ya toca a su fin. ¿Y qué razonamientos podría yo hacer aún sobre la virtud y la justicia después de haber quebrantado las Leyes?
-Ninguno, a decir verdad.
-Cómo ves, mi buen amigo, no me es en absoluto posible huir; pero si estás convencido de poder persuadirme aún, habla y te escucharé con la mayor atención.
-!Oh, Sócrates, no tengo nada que decir!
- Entonces, resígnate, Critón, ya que éste es el sendero por el que nos conducen los dioses"
http://www.youtube.com/watch?v=KM5zHuR2_8I
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